lunes, 16 de febrero de 2009

It's time to change...


El estribillo de una nueva canción de Juanes dice: “es tiempo de cambiar en la mente de todos el odio por amor”. El video-clip de esta canción, se desarrolla con el artista colombiano conduciendo un jeep de guerra visto desde una óptica más lúdica e infantil.

Hace unos días, organicé para nuestro “grupo virtual” YOUPHOTOdr un safari fotográfico por la región este del país. En el transcurso del “safari”, realicé una parada en un lugar cercano a la comunidad de Miches para preguntar a un campesino que estaba parado “a la vera del camino” donde podíamos encontrar una embarcación para visitar la laguna limón. Luego de conversar con el “amigo”, observé unos niños que jugaban “a la guerra” armados de bazucas y fusiles imaginarios sobre las ruinas de lo que una vez fue un jeep de guerra versión de juguete. La “comandanta” de aquella “patrulla” mostraba en su mano izquierda un improvisado vendaje producto de alguna “herida en combate”.

Observando aquella escena, recordé por un momento el video-clip de Juanes. Hice algunas tomas de los niños y continuamos nuestro camino.

Al llegar a mi casa y revisar las fotografías de aquella parada improvisada, una de ellas atrajo poderosamente mi atención, pasaron por mi mente como si fuesen fragmentos de una vieja película, aquellos “juegos de guerra” que solíamos inventar un par de vecinitos, mi hermana y yo en aquel enorme patio de nuestra casa de infancia en la calle Sabana Larga del ensanche Ozama.

En aquel tiempo, inventábamos encaramados sobre cualquier cosa o aparato nuestros propios capítulos de las series televisivas de moda: “Gorilas de Garrison”, “Comandos del Desierto” y en una u otra ocasión “Perdidos en el espacio”.

Recordé nuevamente la canción de Juanes y reflexioné. ¿Cómo es posible que los principales juegos “infantiles” tengan relación con la guerra? ¿Qué necesidad tenemos de incentivar mediante juguetes, la violencia que viene “de fábrica” con nosotros? ¿Por qué insiste Hollywood en realizar mega producciones basadas en el derramamiento de sangre, drogas, tiros y bombas?

Al igual que Juanes, pienso que “it´s time to change”. Hay muchas formas con las que cada día podemos comenzar a cambiar desde nuestra propia mente el odio por amor. La madre Teresa dijo una vez, “la paz comienza por una sonrisa”. ¿Ya regalaste tu sonrisa de hoy?

jueves, 12 de febrero de 2009

Amigos que se van....

He dicho en más de una ocasión incluso a mis hijos: “no quiero tener un solo amigo mas”. La razón de haber dicho esta frase tan radical no ha sido un desengaño.
Cesar Acosta, Francisco Báez y Melchor Morales, eran tres grandes amigos míos.
Por coincidencia los tres compartían conmigo la misma profesión.
Por coincidencia los tres llegaron a destiempo al final de sus vidas.
Por coincidencia, aunque por una patología diferente, los tres murieron de enfermedades terminales.
Por cosas de la vida, por ese afán diario que nos lleva a no apartar cada día unos minutos de nuestro tiempo para cosas realmente importantes, no pude verlos en su lecho de muerte. Siempre que me acordaba me decía yo mismo: cónchale, tengo que ir a ver a fulano antes de que se ponga peor.
Pasaban los días y no los fui a ver. Uno por uno fue muriendo, uno por uno lo enterraron. Uno por uno desapareció y a ninguno lo fui a ver en sus últimos días.
Para que entonces, si el afán de cada día no me permite dedicarle el tiempo que se merecen mis amigos y mis familiares quiero yo tener más amigos? Para repartir la misma cantidad de tiempo entre más gente?
Sin embargo, la vida se ha encargado de demostrarme que no debo negarme a tener nuevos amig@s. En el trajinar del tiempo, en el diario afán, en las nuevas actividades y círculos en los que por diversas razones he tenido que moverme en los últimos dos años, Dios me ha dado la oportunidad de conocer más gente, gente valiosa, gente con altísimos valores, con una calidad humana increíble.
Es por eso, que he debido recoger mis palabras de que “no quiero tener un solo amigo más”.
No voy a recuperar a mis amigos que han partido, no los olvidaré tampoco, los recordaré siempre y su recuerdo me recordará que a pesar del afán, del trabajo y del poco tiempo que tenemos disponible, siempre debemos apartar un tiempecito para cada una de las personas que queremos y amamos. Ellos son una de las razones de vivir. Ellos son los que nos hacen esta vida más liviana, placentera y llevadera. Vivan l@s amig@S!!!