domingo, 19 de abril de 2009

Una noche memorable


Así lo describió Johnny Guzmán al día siguiente de la noche más increíble que he tenido en los últimos años. Todo comenzó hace poco más de un mes cuando Hans Payán desde Texas comenzó a agregar a uno y otro ex condiscípulo a su Facebook. Uno tras otro fuimos “cazando” los correos electrónicos de aquellos jovenzuelos que nos graduamos juntos de bachillerato hace casi 29 años.

Describir con palabras las emociones vividas el pasado viernes es simplemente imposible. Las barreras del tiempo y el espacio parecieron desaparecer y entre nosotros se respiro el amor y la amistad verdaderos. Aquello que fue sembrado en las profundidades del alma y del corazón, en el tiempo apropiado, en el momento en que no había mayores intereses que el de adolescentes sanos”.

Esas palabras de Johnny describen en esencia lo que somos. Definitivamente, la semilla sembrada en terreno fértil a través del tiempo ha dado los mejores frutos. Hoy, como el buen vino, los años han hecho su efecto madurando una amistad y un cariño que permanecerán por siempre.

Simplemente gracias Doña Nilda, el Señor Todopoderoso la siga colmando de bendiciones a usted y a todos los que la acompañaron en la difícil tarea de forjar este grupo de hombres y mujeres de bien.

Disfruten de este video de 2 minutos grabado el pasado viernes que contiene una canción de Jazmín Objío interpretado en la voz de María Camilo.



martes, 7 de abril de 2009

YOUPHOTOdr "donde reina la buena vibra"


Esa frase no es mía, es de Rocio MG, una querida miembro de nuestro grupo de fotografía en Facebook, YOUPHOTOdr.

Quiero simplemente expresar en esta inusual publicación de mi blog, algo que para mí en los últimos años ha significado una de mis mejores experiencias humanas. YOUPHOTOdr, original creación del “Boss” , nuestro querido Cesar Herrera, nació como un grupo en la red social de Facebook un dia que comentó a Carlos de Soto y Ernesto Sánchez su necesidad de que le ayudaran a mejorar sus fotografías a través de la crítica constructiva.

Al cabo de pocos meses, YOUPHOTOdr no solo se ha convertido en el grupo de fotografía de mas empuje en República Dominicana, es sin dudas, el refugio anti estrés y anti crisis de un universo de personas principalmente dominicanos dispersos por varios países de tres continentes.

Pero lo que ha hecho de YOUPHOTOdr un lugar “donde reina la buena vibra” es su gente. Un puñado de personas de aquí y de allá que cada día vibra en una misma sintonía, en una misma nota, bajo un mismo acorde.

Hoy, un grupo de photo-hólicos tuvimos la oportunidad de compartir en la casa de Patricia Banks, una de nuestras más destacadas miembros. Gracias Pachy por tantas atenciones, gracias a todos y todas con quienes compartí un banquete de “buena vibra”

Como dije una vez: “me mato con cualquiera por este grupito”.

Dedico esta fotografía a mis queridos YOUPHOTOdr members: Patricia Banks, Lali Marte, Giselle Moreno, Nadia de la Rosa, Javier Celado, Roger Zayas, Ernesto Sánchez, Luciano Luna, Pedro Genaro Rodriguez, Rubén Dario Abud, Harold Lambertus y Rafael Arvelo.

sábado, 4 de abril de 2009

Dos lecciones de vida


Ulta Reyes”, me respondió cuando le pregunté cómo se llamaba. (Quizás era Ulda, Urta o Unta). Estaba sentada frente a un puesto de vegetales en una calle del mercado de Neyba, una típica escena de los mercados del sur profundo de nuestro país.

Me encontraba allí en safari fotográfico junto a Huáscar Pérez y Carlos de Soto por invitación de Carlos Objío Sarraff. Un viaje de tres días que prometía muchísimas buenas fotos por la diversidad de temas y por la ruta previamente trazada por Objío.

Apenas se iniciaba el segundo día cuando se me trancó el lente que tenía en la cámara. Tamaña vaina!, me dio un down terrible. Cambié el lente pero ya no me sentía de humor. Ya casi al final de la ronda y mientras esperaba que le hicieran una cirugía reconstructiva a las botas rotas de Carlos de Soto, me detuve a observar a Ulta Reyes, me senté en el suelo y entablé conversación con ella.

Me contó su vida en 20 minutos, había tenido un marido al que dejó por mujeriego y borrachón, se había quedado con 12 hijos a los que había levantado con el trabajo de su “negocito” en el mercado, lavando y planchando a veces o haciendo cualquier oficio pero siempre honesto. “Mira aquella que tiene aquel puesto de verduras” me señaló, “esa también es hija mía, es la más fea de todas estalló en carcajadas.

Ulta tiene hijos o hijas que viven en la capital, “no acepto que mis hijos me den cuarto, si voy a la capital yo llevo mis chelitos, yo no necesito cuarto de nadie”.

Me dio una lección de vida, yo amargado por un insignificante lente y ella feliz con su puesto del mercado de Neyba.

A lo largo de esos tres días de “safari fotográfico” vimos muchísima miseria (lean “Nos pasarán la cuenta” en este mismo blog). Hicimos buenísimas fotos por supuesto. Ya en la capital revisando las fotografías vi las fotos de Ulta y reflexioné de nuevo. ¿Vale la pena apegarse tanto a lo material?, definitivamente que NO.

Recordaba la frase que me repetía Huáscar una y otra vez en nuestro trotar por el sur profundo: “Mota, esta gente es feliz con su miseria”.

Segunda Lección:

Habían pasado dos días desde el huracán George y me hice acompañar de mi gran amigo Rafael Mota al Ingenio Consuelo, 12 kilómetros al norte de San Pedro de Macorís. Allí vivía mi abuela paterna y George había azotado el este del país con una fuerza devastadora.

El trayecto desde la capital nos tomó el doble de tiempo de lo usual por la cantidad de escombros que encontramos en la vía.

Cuando llegamos, encontramos a “mamá Carmen” todavía limpiando el desorden que había dejado la tormenta. El techo de zinc de la casa había sido arrancado de cuajo por las ráfagas de más de 200 kilómetros por hora.

A pesar del panorama desolador, abuela nos recibió con una sonrisa. Luego de conversar un rato salió al patio, recogió unos limones que habían sido tumbados por el huracán y con un poco de hielo que le habían traído desde San Pedro nos preparó una refrescante limonada. Cuando vi su gesto no pude contener las lágrimas. Seguía sonriendo y con su forma campechana de siempre, nos seguía contando cómo salieron volando las hojas de zinc de su techo.

Gracias mamá Carmen donde quiera que te guarde el Señor por haberme dado esta lección de humildad y cariño.