lunes, 2 de abril de 2012

Los últimos días de Martha - Episodio I

Aquella noche sintió que se le quemaba el pelo, un sabor a ciruelas le llenaba la boca, un perfume de lirios respiraba muy hondo y una voz en gaélico le susurraba al oído.

Sabía perfectamente como terminaría su vida, una pitonisa se lo había profetizado cuando apenas tenía siete años aquel 18 de septiembre cuando su bisabuela la llevó a escondidas a "ensalmarle la culebrilla" antes que le diera la vuelta por la cintura.

Sabía que soñaba pero todo lo veía tan claro que no quería que llegase la hora de despertar.

Entre sueños, sintió quemándole la piel el cuerpo de Manuel,

como de costumbre había llegado borracho del billar,

como de costumbre con el olor a grasa de la cocina,

como de costumbre buscándo su sexo a tientas.... como de costumbre.

Como de costumbre aquella madrugada fumó un cigarro bajo el mosquitero, orinó de pies, apagó la tele, encendió la estufa y coló café.

Se miró al espejo, peinó su pelo chamuscado, sintió la brisa con olor a muerte, miró su cara y se percató que sus pestañas habían desaparecido por completo...y como si fuese ayer recordó a la bruja

....el final estaba cerca.

By Pachy Banks


Algunos, que por cuestiones sociales le damos un intento más a la dignidad y cuándo de nuevo se quedan vacías las gavetas del alma damos la espalda. Siempre sostenidos de la maldita fé que quiere dejar la puerta abierta.

Ya no queda más agua para esta sed, ya no queda más tiempo …. Este pedazo de firmamento, este piso frío, estos cántaros –ávidos y secos- son mi realidad, mi universo, mi pesadilla.

Mi garganta se llena de arena, mi corazón de papeles doblados, recuerdos ajenos y basura… mi hastío robustece y es flemático, paciente.
Siempre somos diligentemente incondicionales con quienes NO nos necesitan. Soy un plan B si acaso estoy en dicha; soy una opción lejana, un tapón, un recurso de emergencia, un jodido sacrificio.
Soy una sombra, un ‘nisiquiera’, un dolor sin nombre, apellido, título o importancia.

La espera se hace eterna.


Publicado por Patricia Banks

Piel Adentro


"Piel adentro" yo siento un incendio
que enciende las ganas de verte de nuevo;
Y en mis venas ya no corre sangre
sino la cicuta que yo he preparado;
Y mis pulmones ya no inhalan aire
sino aquel aroma perdido en el viento.

Y la boca me sabe a avellanas,
A orėgano y salvia.

Y tu boca la sueño despierto,
Y tu risa la escucho durmiendo,
Y tu piel yo la toco sin tiempo,
Y tus ojos me ven por momentos.

Tengo


Tengo una pena en el alma que lleva tu nombre,
Tengo un vacío en mi cama que tiene tu forma
Tengo de gotas de sangre una cántara grande
Y de mis lágrimas llenas mi espíritu errante.

Tengo la musa rebelde dictándome vainas
Y el cerebro tan "boto" como machete de alcaide.

Tengo los ojos muy ciegos nublados con cera,
Tengo el cafe en la mesa esperando por ti,
Y una amargura profunda en el centro del pecho.

Siento nostalgia, tristeza, rabia y coraje por dentro,
Siento la espera infinita de un alma en pena
Y la desdicha del muerto llorado en su tumba.