Aquella noche sintió que se le quemaba el pelo, un sabor a ciruelas le llenaba la boca, un perfume de lirios respiraba muy hondo y una voz en gaélico le susurraba al oído.
Sabía perfectamente como terminaría su vida, una pitonisa se lo había profetizado cuando apenas tenía siete años aquel 18 de septiembre cuando su bisabuela la llevó a escondidas a "ensalmarle la culebrilla" antes que le diera la vuelta por la cintura.
Sabía que soñaba pero todo lo veía tan claro que no quería que llegase la hora de despertar.
Entre sueños, sintió quemándole la piel el cuerpo de Manuel,
como de costumbre había llegado borracho del billar,
como de costumbre con el olor a grasa de la cocina,
como de costumbre buscándo su sexo a tientas.... como de costumbre.
Como de costumbre aquella madrugada fumó un cigarro bajo el mosquitero, orinó de pies, apagó la tele, encendió la estufa y coló café.
Se miró al espejo, peinó su pelo chamuscado, sintió la brisa con olor a muerte, miró su cara y se percató que sus pestañas habían desaparecido por completo...y como si fuese ayer recordó a la bruja
....el final estaba cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario