sábado, 13 de agosto de 2011

Despecho


Cuatro años, tres meses y ventisiete días habían transcurrido desde aquel viernes 30 de abril cuando abordó el avión de American Airlines rumbo al John F. Kennedy Airport. Tenía tres semanas que había regresado de incógnita a Santo Domingo y había tratado de buscar de nuevo el amor en siete camas diferentes. Esta noche, había entrado al bar acompañada de uno nuevo segura de que como las veces anteriores, no se encontraría con nadie conocido.

Enfundada en un ceñido vestido de satén color verde, con unos tacones amarillos de dos pisos, las cejas pintadas como payaso y ataviada con una Louis Vuitton roja de mil quinientos dólares, Vanessa entró con paso firme segura de que a pesar de su vestimenta pasaría desapercibida. Tras ella, en pantalones bermudas tipo cargo, con una desteñida camisilla de Shaq Oneal y unas zandalias tipo calipso mirando hacia todos lados tratándo de no ser descubierto entró Junior.

Los camareros vestidos de vaqueros se afanaban por atender a los parroquianos que gritaban sobre las mesas, en la improvisada pista de baile se apiñaban bañadas en sudor ventisiete parejas bailando una bachata de Frank Reyes.

Vanessa y Junior se sentaron en la mesa que tenían reservada, nueve minutos habían transcurrido cuando las bachatas fueron interrumpidas por una canción de Sabina y la protesta de los parroquianos no se hizo esperar. Vanessa reconoció la melodía de inmediato, Rafael borracho y con rabia se la había puesto más de ochenta veces por teléfono. Esta vez el estaba en el mismo bar y había pagado mil pesos al Dj para que dejara sonar por cuarenticinco segundos el tema "Princesa".

"Entre la cirrosis

y la sobredosis

andas siempre muñeca...

Con tu sucia camisa

y en lugar de sonrisa

una especie de mueca

...ahora es demasiado tarde princesa,

búscate otro perro que te ladre princesa...."

Rafael se retiró sonriente de "La Barrica", el Dj volvió a sonar sus bachatas ahora con mil pesos de propina en los bolsillos, Vanessa dejaba rodar una lágrima con sabor a Tabasco por su mejilla y Junior trataba de convencer al camarero que le sirvieran un Don Perignon con Coca Cola.

3 comentarios:

  1. Don perignon con Coca Cola,,,jejejejje, eso ta bien.

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  2. Caliente y Picante como el Tabasco. Durisimo mai fren. No pares!!!!
    Un abrzo desde Canada.

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  3. Si, Hector , pensé que él agarraría un arma y la mataría. Gracias por regalarnos tus exquisitos escritos y fotos. Un abrazo hermano

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