En el Cerrazo no atardece, allá anochece.
En súbito instante el sol es engullido por las siluetas montañosas,
Y solo un brazo de luz se destaca clamoroso,
reclamando el tiempo del atardecer que falta al ciclo.
Con cierto desdén las sombras no ceden, se inicia la noche fría.
Juan Guzmán.
A Juan Guzmán lo conocí hace poco, lo abordé mientras me esperaba en la Avenida Hispanoamericana antes de iniciar nuestro ascenso a la sierra, al sentir su apretón me dí cuenta que estrechaba las manos de un cibaeño de pura cepa. “Seco, sacudío y medío por el buen cajón!”, mocano al fin, nacido entre el rosado de los amaneceres y el humo de la cuaresma. Creyente de Dios sin temor y fotógrafo de bodas de “profesión”. Aunque aparenta no ser bueno en el protocolo, es un hombre que enchufa su corazón con la gente. Un ser humano sensible a la luz como todos los artistas del lente que disfruta sentarse a mirar la aves con las cuáles casi habla cada mañana.
Juan Guzmán es hoy mi artista invitado, el que canta a la sierra con su lente y con su pluma, el que junto a mi amiga del alma Heidy Rodriguez me ha despertado un amor por El Cerrazo como si fuera la tierra prometida.
Gracias Juan por esta foto y estas líneas que dicen tanto en tan poco espacio.
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